Si los pabellones 1 y 2 del IFEVI fueron feudo del Galiexpo Motor Show este pasado fin de semana… el pabellón 3 no iba a ser menos. Allí, y al igual que con ocasión del Salón del Automóvil y la anterior edición, se instalaron unas gradas y un circuito provisional para dar cabida a más espectáculo.
El sábado, algunos de los participantes del Campeonato Internacional de Drift
se encargaron de menear la zaga de sus Skyline, 350Z y otros modelos
preparados para la ocasión ante el público. En la jornada siguiente el
asunto se pondría más serio y tendría lugar el II Rally Show Internacional Cidade de Vigo. Ahí estuvimos nosotros.
En contra de lo que se puede esperar por el nombre, el duelo de los
conocidos participantes no era luchar contra el cronómetro por ver
quién daba la vuelta más rápida. Nada de eso, lo que importaba era dar
espectáculo sobre la pista y ver quién lo hacía mejor derrapando.
Miki Biasion, bicampeón del mundo de rallys fue con
su Lancia Integrale el amo y señor de la fiesta. Pero el resto de
competidores no bajaba tampoco mucho el listón… Markku Alén,
campeón del mundo de rallys, dejó claro que envejecer no significa
perder dotes y me atrevería a decir que fue el piloto con las manos más
delicadas allí presente.
François Duval con un BMW M3 dejó claro que los límites del subviraje los pone él y no la física, mientras que Markko Märtin
supo demostrar que todavía le tiene cariño al público tras alejarse de
la competición debido a la muerte de su copiloto Michael Park.
Manfred Stohl demostró como sacarle el jugo al Impreza en cada vértice, algo parecido a lo que también se dedicó a hacer el español Xevi Pons, de los pocos en activo que allí estaban. Junto a ellos dos nombres muy conocidos localmente; eran el portugués Joao Pires que supo como atizar los tímpanos de los presentes mediante el sonoro escape de su BMW M3, y el gallego Jesús Ferreiro, campeón de España de coches históricos y ganador de este certamen en su primera edición.
El show dividió la participación de todos estos pilotos en tres rondas, en la que la intermedia se hacía en el sentido de las agujas del reloj. En los intermedios de esta y de teloneros también saldrían a pista un par de coches del Equipo de Drift Internacional para no aburrir al público.
Cierto es que la acogida no fue todo lo buena que debería, ni que el
lugar y el planteamiento de la competición fuesen los adecuados para
unos pilotos de su talla… pero no nos quejamos. Hicieron que todos
pasásemos un buen rato.
Según comenta este periodista, fue bastante bueno el rally, si alguien fue que comente sus experiencias.
El sábado, algunos de los participantes del Campeonato Internacional de Drift
se encargaron de menear la zaga de sus Skyline, 350Z y otros modelos
preparados para la ocasión ante el público. En la jornada siguiente el
asunto se pondría más serio y tendría lugar el II Rally Show Internacional Cidade de Vigo. Ahí estuvimos nosotros.
En contra de lo que se puede esperar por el nombre, el duelo de los
conocidos participantes no era luchar contra el cronómetro por ver
quién daba la vuelta más rápida. Nada de eso, lo que importaba era dar
espectáculo sobre la pista y ver quién lo hacía mejor derrapando.
Miki Biasion, bicampeón del mundo de rallys fue con
su Lancia Integrale el amo y señor de la fiesta. Pero el resto de
competidores no bajaba tampoco mucho el listón… Markku Alén,
campeón del mundo de rallys, dejó claro que envejecer no significa
perder dotes y me atrevería a decir que fue el piloto con las manos más
delicadas allí presente.
François Duval con un BMW M3 dejó claro que los límites del subviraje los pone él y no la física, mientras que Markko Märtin
supo demostrar que todavía le tiene cariño al público tras alejarse de
la competición debido a la muerte de su copiloto Michael Park.
Manfred Stohl demostró como sacarle el jugo al Impreza en cada vértice, algo parecido a lo que también se dedicó a hacer el español Xevi Pons, de los pocos en activo que allí estaban. Junto a ellos dos nombres muy conocidos localmente; eran el portugués Joao Pires que supo como atizar los tímpanos de los presentes mediante el sonoro escape de su BMW M3, y el gallego Jesús Ferreiro, campeón de España de coches históricos y ganador de este certamen en su primera edición.
El show dividió la participación de todos estos pilotos en tres rondas, en la que la intermedia se hacía en el sentido de las agujas del reloj. En los intermedios de esta y de teloneros también saldrían a pista un par de coches del Equipo de Drift Internacional para no aburrir al público.
Cierto es que la acogida no fue todo lo buena que debería, ni que el
lugar y el planteamiento de la competición fuesen los adecuados para
unos pilotos de su talla… pero no nos quejamos. Hicieron que todos
pasásemos un buen rato.
Según comenta este periodista, fue bastante bueno el rally, si alguien fue que comente sus experiencias.