Afirmación polémica, sin duda. Es la conclusión que han sacado en Top Gear tras probarlos en el circuito: el BMW M3 consiguió un consumo de 14,56 litros a los 100 km, mientras que el Toyota Prius subió hasta los 16,42 litros a los 100. Conclusión de Jeremy: si quieres ahorrar combustible, cómprate un BMW M3.
¿Es cierto? Obviamente, no, hay que saber interpretar el ácido tono de Top
Gear. El truco está en que el Prius iba a todo lo que da de sí su 1.5
gasolina (el eléctrico no le hace ahorrar en este caso), y el M3 iba “a
punta de gas”, ya que por el motor y desarrollos esa velocidad es
perfectamente normal.
Es decir, el consumo máximo del Toyota Prius es mayor que uno intermedio o bajo del BMW M3, lo que no significa que de media consuma menos que éste.
Sin embargo, hay dos lecciones muy valiosas que podemos sacar de esta experiencia:
Un motor forzado consume más
La primera es que un motor forzado consume siempre más porque lo llevamos a su límite, a una zona donde no está optimizado su consumo.
Esto es importante para quién se compra un coche de 60 caballos “porque no
le gusta correr” pero luego lo lleva por autopista a 120 km/h y
cargado.
No sólo el consumo será mayor, sino que la
fiabilidad puede verse perjudicada. Ojo, estoy hablando de diferencias
razonables (de 60 a 100 caballos, o de 100 a 120), que nadie intente
justificar un coche de 200 caballos por el consumo.
El conductor puede ahorrar más que el coche
La segunda es que muchas veces nuestro modo de conducción influye mucho más que el coche que conduzcamos, y esto es cierto.
Mi experiencia me dice la diferencia de consumo es de un 50% más de ir en
“modo ahorro” o “modo rápido” (aún sin superar los límites legales), y
el ahorro de tiempo no llega a un 10%.
¿Es cierto? Obviamente, no, hay que saber interpretar el ácido tono de Top
Gear. El truco está en que el Prius iba a todo lo que da de sí su 1.5
gasolina (el eléctrico no le hace ahorrar en este caso), y el M3 iba “a
punta de gas”, ya que por el motor y desarrollos esa velocidad es
perfectamente normal.
Es decir, el consumo máximo del Toyota Prius es mayor que uno intermedio o bajo del BMW M3, lo que no significa que de media consuma menos que éste.
Sin embargo, hay dos lecciones muy valiosas que podemos sacar de esta experiencia:
Un motor forzado consume más
La primera es que un motor forzado consume siempre más porque lo llevamos a su límite, a una zona donde no está optimizado su consumo.
Esto es importante para quién se compra un coche de 60 caballos “porque no
le gusta correr” pero luego lo lleva por autopista a 120 km/h y
cargado.
No sólo el consumo será mayor, sino que la
fiabilidad puede verse perjudicada. Ojo, estoy hablando de diferencias
razonables (de 60 a 100 caballos, o de 100 a 120), que nadie intente
justificar un coche de 200 caballos por el consumo.
El conductor puede ahorrar más que el coche
La segunda es que muchas veces nuestro modo de conducción influye mucho más que el coche que conduzcamos, y esto es cierto.
Mi experiencia me dice la diferencia de consumo es de un 50% más de ir en
“modo ahorro” o “modo rápido” (aún sin superar los límites legales), y
el ahorro de tiempo no llega a un 10%.